martes, 26 de enero de 2010

:)


A finales de Junio empezó el tiempo de los jazmines. El perfume de la flor era tan exquisito y a la vez tan frágil, que no solo tenían que cogerse los capullos antes de la salida del sol, sino que requerían una elaboración muy especial y delicada. El calor mermaba su fragancia, el baño repentino de la grasa caliente de la maceración la habría destruído por completo. Estos capullos, los más nobles de todos, no se dejaban arrancar el alma con facilidad; era preciso sacársela a fuerza de halagos. Se esparcían, en una sala especial para el perfumado sobre placas untadas de grasa fría o se tapaban con paños tapados de aceite, donde se dejaban morir mientras dormían .-

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