Hay un absurdo intento, desesperado, de no admitir que estoy, en vos, atrapada. La claridad de esta entrega solo me enceguece aveces... pero sigue siendo clara, luminosa y casi cálida. Quizás sea necesaria la pereza en tu respuesta, mis alvéolos no acostumbran a inhalar paciencia... pero pretendo poder esperarte un rato más, con los pies sobre la tierra y con el corazón latiéndome en las manos. Qué agudo es el grito que me retuerce .-
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