Una caricia verdadera con el corazón en la mano y la ansiedad en la punta de la lengua.
Un rostro con ilusión, ensoñación. Un rostro tonto, colgado, rosado, perfumado. Un rostro.
Y una boca de ciruela, dulce y agria. Que pinte color púrpura cuando besa.
Una boca de ciruela y que respire vida.
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